El disco del mes: The Stooges (debut)

En 1968, los capos de Elektra enviaron a su mejor scouter, Danny Fields, a Detroit con la misión de cerrar un contrato con la que en aquel momento era la banda más prometedora del medio-oeste, MC5. Lo que no se esperaban de ningún modo era que el bueno de Danny no solo cerrase dicho contrato, sino que además se trajera por cuatro perras más a una pandilla de jóvenes hooligans desenfrenados, estridentes y con no demasiada pericia musical llamados The Stooges.

Desde el principio, ni Danny Fields ni los jerifaltes de Elektra supieron muy bien donde ubicar a la banda de Iggy y los hermanos Asheton. Eran diferentes a cualquier cosa que hubieran visto o escuchado con anterioridad, excesivos en todo y a todos los niveles, y con una puesta en escena que hacía que el show de Jim Morrison y sus Doors pareciera un espectáculo de Disney.

Por esa razón tuvieron la “fantástica” idea (sugerida por el propio Danny Fields) de acudir a John Cale (en aquel momento ya ex-miembro de The Velvet Underground), con el fin de domar en el estudio -en la medida de lo posible- el sonido crudo, sucio y afilado de los Ann Arbor.

Desde un principio, la comunicación entre las 3 partes de esta trama (Elektra Records, John Cale y The Stooges) fue complicada. De entrada, la banda solo tenía 5 canciones cuando entraron a grabar en el estudio. En realidad, su producto no estaba ni mucho menos terminado de cocinar cuando firmaron el contrato con el sello, y ese era todo el repertorio que The Stooges manejaban en sus conciertos: 5 canciones que se limitaban a tocar una y otra vez, alargándolas hasta el infinito a base de improvisaciones durante el tiempo que Iggy rodaba por los suelos o se cortaba el pecho con cristales de botellas rotas.

Básicamente eso eran los Stooges en aquellos días: un espectáculo rabioso y totalmente descontrolado. Y ahí, en el hecho de que su propuesta fuera tan primitiva y tan poco elaborada, era donde residía toda su gracia. Por eso, cuando John Cale comenzó a inyectar una artificiosa sofisticación en el sonido del grupo durante la grabación, las chispas saltaron y la sintonía entre banda y productor se truncó al instante.The Stooges

Antes, el cuarteto de Detroit ya había recibido la primera reprimenda por parte de la compañía de discos al recibir ésta una primera versión del album con tan solo 5 temas, tocados como solían hacerlo en aquellos días en sus actuaciones en vivo. Esa primera grabación no gustó nada en Elektra, y el sello les dio un ultimatum: o incluían más canciones o no habría l.p. Así que a Iggy y a sus chicos no les quedó más remedio que encerrarse esa misma noche en el estudio para sacarse de la chistera 3 temas más: Little Doll, Not Right y Real Cool Time, las cuales tocarían por primera vez durante las sesiones de grabación.

Así pues, el repertorio para el álbum quedaría definitivamente cerrado en 8 canciones:

CARA A:

  1. 1969

  2. I wanna be your dog

  3. We fall

  4. No fun

CARA B:

  1. Real cool time

  2. Ann

  3. Not right

  4. Little doll

Pero los problemas no terminaron ahí. John Cale se había empecinado en convertir a cuatro críos brutos y salvajes, recién sacados de la calles grises y angustiosas de Detroit, en un producto artístico e intelectual, lo que no solo no gustó a los de Ann Arbor sino que hasta en Elektra, las ideas vanguardistas del productor no convencieron a nadie en absoluto y fueron descartadas.

De hecho, la mezcla definitiva realizada por Cale fue denostada por la compañía (se publicaría en 2010 en una edición para coleccionistas del álbum), y sería el propio presidente de Elektra, Jac Holzman, quien harto de los quebraderos de cabeza que les estaba dando la grabación de ese condenado disco (una excentricidad que les había colado Danny Fields sin venir a cuento), se puso manos a la obra y decidió terminar él mismo (y con bastante buen tino) las mezclas del álbum. Esas serían las mezclas definitivas, que acabarían por pulir un producto que finalmente fue bastante mejor de lo que en algunos momentos se pensaba.

Aún así, el hoy mítico l.p. debut de The Stooges fue en su día un rotundo fracaso tanto de crítica como de público, pasando sin pena ni gloria por las estanterías de las tiendas de discos de EE.UU. y a penas radiándose en las emisoras.

A Elektra tampoco le fue demasiado bien con el debut de MC5, el legendario Kick Out the Jams, otra gloriosa muestra de los excesos de la época que resultó otro sonoro fracaso en cuanto a ventas. Pero de este disco ya hablaremos en otro momento, porque aquí también hay mucha tela que cortar.

Ahora solo nos queda decir que el debut The Stooges aunque puede pecar de ser un tanto irregular, lo cierto es que sus momentos álgidos son tan buenos (1969, No fun, I wanna be your dog o Ann) que uno olvida esos retales de temas terminados de corre prisas de la cara b o los 10 minutos insufribles de We Fall (un fallido intento de imitar a The Velvet Underground que terminó más cerca de los cantos gregorianos y las canciones de misa católicas). 

Aún así, estamos ante uno de los l.p’s más influyentes de la historia del rock, con algunos de los riffs más lúcidos y aplastantes jamás creados, unos riffs que hoy en día pueden escucharse en cientos y cientos de canciones de cientos y cientos de grupos que sin esta joya, parida a trompicones y rebosante de mala leche, simplemente no existirían.

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